Qué buena palabra

σάρξ - la carne

Escrito por Joseph D. Fantin | 05-sep-2025 16:00:44

"La carne" (σάρξ) suele llevar una connotación negativa. Suele ser el caso en los escritos de Pablo (y otros) en que el Espíritu se contrasta con nuestra naturaleza carnal frágil, inclinada al pecado y a la rebelión a Dios (Romanos 8; 2 Corintios 10:3; Gálatas 5:13. Sin embargo, la carne más comúnmente se refiere al cuerpo humano o a las personas en general (Lucas 3:6; Hechos 2:17; Hebreos 9:10; Apocalipsis 19:18). Hoy quiero centrarme sobre todo en este uso.

Es una palabra corriente. Sin embargo, lo especial en este caso es que la palabra se aplica a Jesús. El uso más significativo de esta palabra se encuentra en Juan 1:14 donde Juan describe a Jesús como "el Verbo" (ὁ λόγος) hecho “carne” (σάρξ). Esta referencia al cuerpo humano adquiere una enorme trascendencia cuando se aplica al Hijo de Dios. Jesús, la segunda persona de la Trinidad y creador de todo, se hizo parte de su propia creación. El Hijo de Dios se hizo hombre.

Hoy en día, la principal herejía cristológica que encontramos es el rechazo de la divinidad de Jesús. Sin embargo, en la iglesia primitiva, uno de los grandes puntos de debate fue la humanidad de Jesús, lo cual es comprensible. ¿Cómo es posible que el Creador del universo que ha existido desde la eternidad se rebaje hasta el punto de hacerse humano como nosotros? Es precisamente este concepto ilógico —incluso podríamos llamarlo “escandaloso”— lo que pone de manifiesto el gran amor de Dios por nosotros. De hecho, creer en la humanidad de Jesús (así como en su divinidad) es un aspecto esencial de la fe cristiana. Primera de Juan 4:2 afirma lo siguiente: “En esto conocéis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne (ἐν σαρκί) es de Dios” (NBLA). Y Juan continúa diciendo que negar esta verdad demuestra que uno no procede de Dios, sino que es del espíritu del anticristo (1 Juan 4:3).

Esta palabra aparentemente común, σάρξ, tiene una importancia teológica crucial. Sin la humanidad de Jesús, él no habría podido cumplir la misión que se le encomendó. Jesús vivió una vida perfecta. Murió en nuestro lugar. Fue el sacrificio perfecto. Solo una persona verdaderamente “humana” podía desempeñar ese papel. Además, al hacerse hombre, pudo identificarse con nosotros. Jesús no es una deidad lejana que exige adoración desde la distancia. Más bien, vivió en nuestra condición y experimentó lo que nosotros experimentamos (Hebreos 4:15).

Al volver a Juan 1:14, sospecho que los lectores habrían quedado asombrados con sus palabras. Acababa de mencionar que el Verbo era Dios (1:1), creador y sustentador (1:3, 10), dador de vida (1:4) y la luz (1:4, 8-9). Y luego afirma que “el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (1:14). ¡Seguro que no se esperaban algo tan extraordinario!

Joseph D. Fantin

El Dr. Fantin cree firmemente que un entendimiento adecuado de la Palabra de Dios permitirá crecer al creyente en su relación con Cristo, amar a Dios y a los demás, llevar el amor de Cristo al mundo, edificar a la iglesia y, sobre todo, glorificar a Dios. Está comprometido con la enseñanza del método exegético para ayudar a sus estudiantes a entender, aplicar y enseñar la Biblia para lograr estos objetivos. La investigación del Dr. Fantin incluye el mundo del primer siglo, el idioma griego y la lingüística, el método exegético y la exégesis del Evangelio de Juan y Hebreos. Él y su esposa Robin tienen dos hijos: Jillian y David.