¿No le parece curioso que solemos ignorar la importancia de las distintas partes del cuerpo cuando estamos sanos? Los ojos, por ejemplo. Cuando los ojos están bien de salud, apenas nos damos cuenta de lo cruciales que son para ver con claridad. No somos conscientes de la capacidad que tienen los ojos de enfocar objetos que están cerca y lejos en cuestión de segundos. Cuando no vemos estos objetos con claridad es cuando nos damos cuenta de que tenemos que ir a revisarnos la vista. Si el problema es grave, puede que tengamos que ir al oftalmólogo. La palabra oftalmólogo viene de la palabra griega φθαλμός que significa "ojo". La palabra "ojo" aparece cien veces en el Nuevo Testamento, más que cualquier otra parte del cuerpo y seguramente por una buena razón.

El ojo probablemente es el órgano más importante por el que adquirimos información del mundo físico (podemos ver este uso en varios pasajes como Mateo 17:8 y Hechos 1:9, 9:8, 9:40). Además, la Biblia nos advierte de que nuestros pensamientos están conectados con lo que percibimos con los ojos. En Mateo 5:28-29 y 1 Juan 2:16, se nos advierte de malos deseos que vienen de lo que vemos con los ojos. En la Biblia podemos ver una conexión entre eso y el concepto del "ojo maligno". Mientras que la ciencia moderna ve el ojo como un órgano pasivo receptor, la antigua cultura del oriente lo veía como un órgano activo y capaz de hacer cosas. Se creía que las actitudes negativas de celos, envidia y odio se podían proyectar del ojo de una persona al ojo de otra y que podía hacer daño físico, de ahí la expresión "ojo maligno" que vemos traducido de esa forma en pasajes como Mateo 6:22 o Lucas 11:34. Pero Jesús corrigió esta forma de pensar y además aportó la perspectiva correcta. Cuando alguien tiene "un ojo maligno" de celos o envidia, solo se contamina a sí mismo y vive en oscuridad espiritual. Por otro lado, un "ojo sano" completa el cuerpo de una persona (es decir, la vida entera de la persona brilla).

Muchas culturas también conectan el ojo con las facultades mentales de la persona. Por tanto, es lógico que se encuentren ideas parecidas en la Biblia. Por ejemplo, en Efesios 1:18, Pablo habla de "los ojos de vuestro entendimiento", refiriéndose a que los ojos de los creyentes dan entendimiento de las bendiciones espirituales. De la misma forma, en 1 Juan 1:1, vemos la conexión entre lo que vemos y el entendimiento espiritual. La desconexión entre la vista física y el entendimiento también se menciona a menudo en el Nuevo Testamento con referencia a Isaías 6:10 o 29:10 (Mateo 13:15; Marcos 8:18; Juan 12:40; Hechos 28:27).

En Lucas 24:13-35 vemos a dos seguidores de Jesús en el día de la resurrección. Al principio, sus ojos no les permitieron reconocer a Jesús a pesar de estar viéndolo de frente. La voz pasiva del verbo seguramente implica que Dios no les permitió darse cuenta de que este compañero de viaje era Jesús, quizás para revelar su ignorancia y el tiempo que tardaron en creer en Su Palabra. Uno de los discípulos, Cleofás, supo contar todos los acontecimientos antes de la crucifixión y resurrección (24:18-24) pero no comprendió su significado. Solo después de una larga conversación y con el corazón que les ardía en el pecho (24:32), Dios finalmente les abrió los ojos espirituales y reconocieron la identidad de este compañero de viaje (24:31). Solo pudieron recibir la vista espiritual por medio de la gracia de Dios.

Ahora que como hijos de Dios hemos recibido la vista espiritual, pidamos a Dios crecer en nuestro entendimiento de Él y discernir lo que vemos con la perspectiva correcta.

 

Samuel P. Chia

Antes de empezar a trabajar para DTS en el año 2008, el Dr. Chia enseñaba en la universidad Chung Yuan Christian University y servía como profesor adjunto en varios seminarios de Hong Kong, Taiwán y Estados Unidos. En su experiencia como pastor principal y en sus interacciones con la comunidad cristiana china en Asia y Norteamérica, el Dr. Chia ha desarrollado una pasión por los estudiantes de seminario para inspirarlos en su estudio de la Palabra de Dios en los idiomas originales y formándolos para que sean intérpretes responsables de la Palabra de Dios y líderes serviciales para Su iglesia. El Dr. Chia ayuda a los estudiantes chinos a trabajar juntos para mejorar las traducciones de la Biblia en chino. El Dr. Chia y su esposa tienen un hijo.